Hace ya unos meses al ir a comprar al supermercado vi unos yogures que no había visto antes, de la marca Pastoret, que venían an unos vasos grandes de cartón y con un estilo vintage que me llamó la atención.
Pues compré dos y me los comí en un santiamén, estaban muy buenos, así que cada vez que iba al supermercado a comprar algo un poco más especial que mis yogures 0% me compraba estos para darme el capricho ya que eran algo más caros (obviamente tenían más cantidad).
La sorpresa es que cuando ya era una cosa asidua desaparecieron de las neveras del súper.
Al poco tiempo en un Rodilla, donde a veces meriendo algo, vi que los habían puesto como postre, pero en envases más pequeños y me resultó curioso. Pensé que eran unos envases más pequeños tipo yogur normal para la venta en restaurantes y cosas así. Después de un par de meses, volví a encontrarlos en el súper, pero en ese tamaño más pequeño, ya no estaban los vasos grandes, pero bueno he vuelto a comprarlos.
Supongo que se dieron cuenta que es más fácil vender los pequeños por precio que uno grande, ya que resultan más caros.
Bueno, anécdotas aparte, los yogures Pastorent son originarios de Lleida, en Cataluña (si, que uno siempre piensa en Galicia y Asturias con los productos lácteos), que llevan desde 1992 comercializando sus productos lácteos, ya sean postres tipo yogur, kéfir o queso fresco.
Visitando su web te das cuenta que los botes grandes de yogur siguen existiendo, pero será cosa de mi supermercado que no los trae más. Y que además hay mucha más variedad de la que siempre encuentro, que básicamente son dos: Yogur estilo griego endulzado con stevia y otro de melocotón y maracuyá.
De los muchos yogures que compro, porque es una cosa que me encantan (aunque luego me dedique en mi día a día a comerme los sosos yogures sin azúcar ni nada que les de sabor dulce), estos yogures los he encontrado muy ricos, ya digo que los compro normalmente para comidas un poco más especiales. De los dos que he probado, he de decir que el que está más bueno para mi gusto es el griego, ya que no tiene nada añadido excepto la stevia, lo que hace que aprecies más el sabor del yogur en sí y no a las frutas que les añaden.
Tiene una textura cremosa y no te cansas de comerlo cucharada tras cucharada (por eso los envases grandes venían tan bien, porque los normales se te quedan cortos).
Con respecto al de melocotón y maracuyá, el sabor está muy conseguido, nada artificial, sabe como un yogur casero tradicional, también cremoso y muy dulce por la fruta añadida.
Respecto a los valores nutricionales, pues los típicos de un postre lácteo: unas 140 calorías por cada 100 gramos, 9 gramos de grasas, 10 de hidratos, siento 7 azúcares y unos 4 de proteínas. En este caso siendo el yogur griego, el de frutas contiene un poco menos de grasas y más azúcares por la propia fruta.
En definitiva, al igual que siempre digo con los postres Montero, que son tradicionales pero de Málaga, hay que probarlos, porque no tienen nada que ver con los típicos yogures industriales a los que estamos acostumbrados de las grandes marcas.
Lo mejor: su sabor y textura.
Lo peor: se acaban ponto.
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