Estas tortas han estado con nosotros toda la vida (es más aún recuerdo cuando era pequeño que mi madre me decía que ella ya las comía cuando tenía mi edad... así que echad cuentas... vale las echo yo, existen desde 1915).
Están hechas a mano con ingredientes naturales y simples, como harina de trigo, aceite, matalahuga o anís, sésamo o ajonjolí, y azúcar, nada más, lo que significa que es un dulce tradicional que ha llegado a nuestros días sin cambiar su proceso de fabricación.
Si bien es cierto que antes se usaban aceites de girasol y de oliva mezclados, ahora las hay exclusivamente fabricadas tan solo con aceite de oliva virgen extra... y ya sabemos que hablar de este jugo de la aceituna es hablar de ácidos omega beneficiosos para la salud.
Obviamente no todo van a ser rosas para estas tortas, ya que su contenido en azúcar es elevado y no es recomendable hincharse a comer paquetes enteros, aunque bien es cierto que siempre será una elección mucho más saludable que la bollería industrial que nos rodea últimamente y a la que le sobra mucha más azúcar, aditivos y encima grasas saturadas o lo que es peor, hidrogenadas.
Las calorías de este dulce son pocas, a pesar de que los ingredientes que lleva son muy calóricos, pero recordemos que son muy finas: contienen 500 calorías por cada 100 gramos, pero cada torta pesa tan solo 30 gramos, así que con dos vamos más que sobrados.
La Kata
Nada más abrir cada torta se puede apreciar el olor a anís que desprende, lo que a los amantes de las especias les volverá locos (me incluyo entre ellos). Su tacto y primera impresión a morderla es que está seca y es dura, pero es tan fina, que tras fundirse con la saliva desaparece ese aspecto (ya digo que a mi las cosas secas no me van, y estas tortas me chiflan). Ya cuando paladeamos su sabor podemos comprobar como van haciendo acto de presencia los sabores que contiene: el anís, el sésamo, el azúcar dulce y el trigo que se funde en nuestra boca junto al mínimo sabor que le da el aceite de oliva (porque aunque no se note en sí en la torta, si pruebas otras son aceite de oliva o con mezclas, notas la diferencia).
Lo mejor: Su precio, ya que no sobrepasan mucho el euro por cada paquete de séis. Su sabor inconfundible y sobre todo que muchas veces el azúcar está caramelizado, lo que las hace más dulces aún.
Lo peor: Que no te puedas comer solo una, y al final quieras acabar con el paquete entero.
¡Buenos días! Te escribos de la empresa Ines Rosales para agradecerte el post, nos encanta saber que en vuestra familia habéis pasado de generación en generación con las tortas Ines Rosales, todo un placer compartir esos momentos con vosotros.
ResponderEliminarya como somos modernas, estamos en twitter @inesrosalessau y en facebook: facebook.com/tortasinesrosales para lo que necesites, aquí nos tienes.
Un saludo