Algunos de nosotros nos preguntaremos qué significa la palabra Dokyo, y es curioso ver que para ello Panrico parece haberse inspirado para este producto, que vimos por primera vez en nuestros supermercados en 2006, en un monje de la escuela de Dharma conocido como Yugue no Dokyo (700-772).
Como he comentado anteriormente, Dokyo ha estado en nuestros supermercados y tiendas de alimentación desde 2006, pero lo vino haciendo de una forma diferente al que ahora mismo hacemos referencia. Por aquel entonces era un producto muy novedoso que simulaba dos unidades de tierno bizcocho con chocolate en su interior, sin embargo había algo que no me terminó de convencer, y fue el hecho de que los bizcochos tenían cierto regusto de algún tipo de alcohol con el que fue bañado en el momento de su elaboración. Aún así, era algo diferente e innovador. Cinco años más tarde, Panrico nos ofrece una nueva tentación, muchísimo más irresistible que antaño, y al igual que con su antecesor, a este último podemos encontrar en las tiendas de alimentación o supermercados cotidianos.
Ya de por sí, cuando los compré, fue porque al ver el envase noté algo distinto al anterior tipo de Dokyo, y era evidentemente la ilustración del bizcochito, que se nos presenta con una estela de color marrón chocolate y blanco leche. Evidentemente porque esta nueva tentación está rellena de cacao y leche.
Cada paquete trae cuatro unidades, aunque también podemos encontrar paquetes con dos, y cada una de ellas envasada en una bolsa de plástico individual, lo que facilita su porte cuando se convierte en la merienda favorita de muchos niños y niñas, permitiendo así el llevarlo en una mochila o bolsa de viaje. Una forma de permitirnos disfrutar de un bocado exquisito y suave.
Lo primero de lo que voy a hablar a la hora de la kata es de su tacto. Como he comentado, el bizcocho, al igual que su antecesor, es suave, sin embargo sigue teniendo esa capa algo pringosa de aceite que puede resultar un tanto repulsiva, puesto que nos hace pensar que Dokyo es un producto "grasiento". Sin embargo, a la hora de morderlo nos podrá sorprender que las apariencias engañan, puesto que el bizcocho (a pesar de su apariencia) no es en absoluto un bocado de aceite para nuestro paladar. El primer sabor que se mezcló en mi boca fue el de la masa... tierna, suave, esponjosa, consistente, no se desmenuza a la hora de morderla, y además desprende un tenue aroma a huevo... que a muchos nos puede recordar el olor de un crèpe. Esperaba el sabor del licor, el cual recordaba de su antecesor, pero en este caso me sorprendió gratamente que no lo apreciase, si bien se ha utilizado dicho ingrediente para su elaboración.
El cacao se ha suavizado muchísimo, ahora es una agradable sensación de chocolate con un potente sabor a leche, que no disgusta ni decepciona cuando sabemos de antemano qué es lo que estamos comiendo (Dokyo con leche y crema de cacao). Todo esto, unido a la consistencia del bizcocho, junto con el sabor puro de huevo con el que se ha elaborado la masa de los Dokyos nos puede hacer pensar que se trata sin duda de uno de los productos de este tipo (bollería) en el que se pueden apreciar y distinguir claramente sus sabores cuando nos lo llevamos a la boca.
En cuanto a sus componentes energéticos, Dokyo con leche y crema de cacao contiene 153 kcal por cada una de las unidades; y una considerable concentración en hidratos de carbono (24 gramos por unidad), presentes en 15 gramos de azúcares, y 5 gramos en grasas.
Lo mejor: La variedad de ingredientes que se pueden identificar a la hora de comerlos, su tamaño compacto, buena relación calidad/precio, su consistencia, su presentación, es un producto que incluye la leche como alimento indispensable para las meriendas y desayunos.
Lo peor: Es de tacto grasiento, se ha suavizado el dulzor del bizcocho y puede ser disgustante para los más golosos.
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